Atravesando los
miedos
Un camino hacia la
libertad
Esta tesis fue preparada para aquellos que quieren
rediseñarse como personas, que quieren ser libres y encontrar la paz, para
aquellas personas que buscan un objetivo, que tienen una visión y están
buscando la forma de lograrlo.
Para lograrlo, podrían elegir atravesar el mayor de los
obstáculos… EL
MIEDO
TEN CUIDADO CON EL MIEDO,
LE ENCANTA ROBAR SUEÑOS
Hablando con una amiga de los miedos, fue motivo para
repasar los míos; mis miedos tienen muchas caras: de jaulas, de paredones
infranqueables, de oscuridad, de mandatos familiares, de rechazos, de fracasos,
de desamor.
Me cuesta pensar en el miedo sin sentirme invadido por una
oleada de rebeldía. Porque? A quien le gusta ser víctima del miedo?
Sin dudas, la valentía tiene mucha mejor fama que el miedo,
y de alguna manera, todos queremos ser valientes y no miedosos. Pero no nos confundamos,
ser valientes no se trata de no tener miedo, sino de animarse, con miedo y
todo.
Cuantas cosas dejamos de hacer por sentir miedo? Por miedo a
lo que sea, ponemos mil excusas que pueden incluir desde la pereza absoluta,
hasta el pánico de que las cosas no salgan como las planeamos. Así es como nos
paralizamos y pasamos a ser observadores de nuestras propias vidas, como si se
tratara de una ficción protagonizada por algún actor extraño, que nada tiene
que ver con nosotros.
Nos perdemos, hasta lograr juntos el valor necesario para
volver de nuevo a escena y enfrentar al monstruo de turno que nos espanta. De
todas maneras, el juego de la vida es un poco así, nadie encuentra su camino
sin haberse perdido, en el mejor de los casos, unas cuantas veces.
Pero volviendo a mirar al miedo, más de cerca, cara a cara,
este no deja de ser una emoción más, a mi juicio, la madre de todas las
emociones.
Lo importante de reconocerlo como tal, es saber que es la
emoción y no la razón, la que nos predispone para la acción. Como dice Humberto
Maturana, “las acciones tienen que ver
con las emociones que permiten su realización, así, dependiendo de la emoción
en que uno se encuentre, será el tipo de acción que pueda realizar en cada
momento”.
Es decir, el miedo nos va a predisponer a ciertas acciones,
distintas a las que nos inclinarían el enojo o la alegría. Y, por lo general el
miedo, o nos hace huir, o nos paraliza. Ninguno de los dos casos son acciones
que nos ayudan a avanzar y a superarnos en la vida.
¿Qué ocurriría si empezamos a correr algunos riesgos, si nos
enfrentáramos a nuestros miedos? Y que mas si fuéramos mas lejos, si
persiguiéramos nuestros sueños, si nos comprometiéramos con nuestros deseos?
¿Qué ocurriría si nos permitiéramos experimentar libremente
el amor y encontrar satisfacción en nuestras relaciones? Qué clase de mundo
seria este?
Un mundo sin miedo, un mundo donde viviéramos en libertad,
donde podríamos elegir que hacer, donde sintiéramos paz y felicidad.
Puede ser difícil de creer, pero la vida tiene muchas más
cosas de las que nos permitimos experimentar. Muchas cosas serian posibles si dejáramos
de ser cautivos del miedo. Hay un mundo dentro y fuera de nosotros esperando a
ser descubierto. Es fácil experimentar temor donde no hay peligro; aun así, nos
mantiene despiertos por la noche, nos impide vivir. Parece no tener propósito
ni clemencia, nos paraliza y debilita nuestro espíritu cuando lo dejamos
actuar.
Esta clase de miedo se basa en el pasado y desencadena miedo
en el presente pensando hacia el futuro. Pero este miedo inventado sirve de
hecho para un propósito: nos da la oportunidad a aprender a amar.
En algunos casos es un grito de nuestra alma pidiendo
crecer, pidiendo sanarse. Son oportunidades para elegir de nuevo y de manera
diferente, para elegir el amor por encima del miedo, nuestra realidad por
encima del espejismo, el presente por encima del pasado;
Si sabemos abrirnos paso a través de nuestros miedos, si
somos capaces de aprovechar todas las oportunidades posibles, podemos vivir la
vida que tan solo nos habíamos atrevido a soñar.
QUE ES EL MIEDO?
Desde la ontología del lenguaje postulamos que el miedo es
una emoción y llamamos emoción a la predisposición para la acción. Si esta
emoción perdura con el tiempo se puede transformar en un estado de ánimo.
Resignación y poder:
El miedo puede hacer que caigamos en el estado de ánimo de
la resignación en ámbitos relevantes de nuestra vida; vivir resignados es estar
dormidos en el tiempo, nos acostumbramos a una vida chata, cómodos, los años
pasan, la vida se nos va y no vemos posibilidades mas allá de las que se nos
presentan en el día a día mientras no tengan que
ver con eso que resignamos, los sueños se tornan inalcanzables, nos acostumbramos a más
de lo mismo y nos resignamos.
Nos volvemos impotentes, no tenemos el poder de salir de este
estado; cuando hablamos de poder, lo tomamos como verbo y no como sustantivo.
Decimos que poder es un juicio comparativo sobre la
capacidad de generar acción efectiva en algún dominio, el poder habita en
nosotros, no es sustancial, algo que está allí afuera y queremos llegar a él.
Para salir del estado de resignación y pasar al estado de ánimo
del poder podríamos recorrer dos caminos:
Podríamos aprender; abrirnos al aprendizaje nos permitiría dejar
de ser quienes somos, crear un nuevo ser y rediseñarnos como personas. El
aprendizaje es fuente de poder.
No puedo-aprendo-puedo, desde este punto de vista el estado
de ánimo de resignación ya no tendría lugar en nuestra vida.
El otro camino para cambiar el estado de ánimo de
resignación podría ser el pedido, pedir también es fuente de poder; si no
sabemos cómo salir de este estado podríamos pedir ayuda; para que un pedido sea
efectivo obtendremos como respuestas, un sí, un no, o una contraoferta. Los
invito a chequear a quien le pedimos y si realmente pedimos, muchas veces por
no pedir no podemos salir de este estado, y no vemos posibilidades para cambiar
este estado de ánimo, a veces no pedimos por miedo a que nos digan que no, y
caemos en el estado de ánimo del resentimiento.
Si nos dicen que no; que es lo peor que nos podría pasar?
Sigamos intentando…
Si nos hacen una contraoferta seamos competentes para
generar confianza en el otro simplemente evaluemos si
nos sirve. De hecho ante cualquier contraoferta, el que la hace, nos invita a
ejercer nuestro poder de elección..
Resentimiento y
aceptación:
Parados en la emoción del miedo, quizás caigamos en el estado
de ánimo del resentimiento; por ejemplo, el resentimiento bloquea la
posibilidad de hacer pública la conversación privada que alimenta quien sufre
las consecuencias del incumplimiento de una promesa.
El resentimiento envenena la vida, corroe la convivencia con
otros, nos arrebata la libertad, nos hace esclavos, vivimos en función de la
otra persona.
Salir del resentimiento guarda relación con nuestra
capacidad de hacer una declaración que de por cerrado el pasado.
Podríamos salir de esta emoción reclamando o perdonando,
aceptando que lo que paso pertenece a la facticidad de la vida y no lo podremos
cambiar.
Te perdono:
Podríamos perdonar y soltar ese momento, sabiendo que eso no
quiere decir que volvamos a coordinar acciones con esa persona.
Tengamos en cuenta que perdonar no es olvidar, sino soltar ese momento y aceptar que lo que pasó
no tiene vuelta atrás.
Perdón:
El perdón no se pide, se declara, podríamos decir perdón y
hacernos cargo de alguna forma la promesa que no pudimos cumplir, hacernos
cargo implica acordar con el otro y preguntarle como podríamos hacernos cargo y
cerrar este acuerdo.
Me perdono:
Quizás ya no esté esa persona y no podemos declararle el
perdón, entonces podríamos perdonarnos y saber que no somos esa persona que hizo
ese daño, hacerlo tiene un efecto liberador y es una manifestación de amor a sí
mismo y a la propia vida.
La aceptación nos coloca en la senda de la transformación.
Tal vez si aprendemos a cambiar los estados de ánimo y nos
paramos en la paz y el poder, generemos autoconfianza y atravesemos los miedos.
AUTOCONFIANZA
Tal vez los miedos nos paran en la inseguridad, no estamos
seguros de lo que hacemos y donde nos movemos y eso nos acerca a la emoción del
miedo, si generamos confianza en nosotros mismos, estaríamos en condiciones de
atravesar los miedos.
Desde la ontología del lenguaje, vemos la confianza como un
juicio, una opinión personal, en la cual se desprenden otros tres juicios;
hablemos de ellos:
Honestidad:
Somos honestos cuando nuestras palabras no se contradicen
con nuestros pensamientos; ser honestos con el mundo y con nosotros mismos nos
podría dar poder y autoconfianza para superar alguna situación de miedo.
Competencia:
Ser competentes con nuestras acciones que declaramos y
sostener nuestra palabra, nos llevaría a un mundo abierto de posibilidades y no
caer en la emoción del miedo.
Confiabilidad:
En este lugar se encuentra nuestro historial de promesas
cumplidas, si somos responsables de nuestros actos y de nuestras promesas,
generaríamos confianza en nosotros y en los demás, de esta manera, no
sentiríamos miedo.
EL MIEDO COMO INTERPRETACIÓN
Sucede que a veces, sin darnos cuenta, nos convertimos más
en expertos creativos de visiones catastróficas. Muchas veces construimos
escenarios peligrosos, donde el peligro no existe como tal, donde las fieras
acechando solo existen en nuestra imaginación, pero cobran vida con nuestras
interpretaciones; vivimos en mundos interpretativos, contamos historias todo el
tiempo, y así, buscamos ampararnos o refugiarnos en nuestro territorio
conocido, en nuestra zona de confort, perdiéndonos las posibilidades magnificas
que podrían ocurrir a transitar mas allá del miedo.
Si el miedo nos tomo presos y se apodero de nosotros, es
porque previamente uno o varios pensamientos negativos se instalaron y dan
vuelta una y otra vez por nuestro cerebro.
La buena noticia es que somos dueños de nuestra mente, y que
entre todas las categorías de pensamientos podemos generar voluntariamente
pensamientos funcionales que nos guíen hacia el movimiento y la acción.
A mi juicio, el miedo nace a partir de una conversación
privada, si sentimos miedo es porque este camino ya lo empezamos a recorrer. Podríamos
cambiar esa conversación, nuestras conversaciones privadas son juicios, y
decimos que un juicio es una opinión personal, desde este punto podríamos
cambiar la conversación, muchas veces nada tiene que ver el hecho con lo que
estamos pensando o imaginando, tal vez el miedo nace desde un juicio nuestro, y
podríamos atravesar el miedo cambiando ese juicio, respirar profundo y chequear
que es lo peor que nos podría suceder.
A veces nos llevamos de los juicios ajenos y nos paralizamos
por sentir miedo, escuchamos lo que le sucedió al otro y tenemos miedo que nos
pase a nosotros.
Podríamos vivir libres de juicios ajenos, sin temor a la
censura de los demás, sin restricciones, podríamos elegir qué decisión tomar,
sin importarnos la opinión del otro, con autoconfianza, con seguridad, sabiendo
que si atravesamos nuestros miedos podemos llegar al objetivo que tanto
deseamos.
Nuestros miedos no evitan la muerte, frenan la vida, nos
roba nuestros sueños, perdemos posibilidades de transformar nuestro ser; de
llegar a nuestros objetivos y sentirnos libres y en paz, de ser lo que
realmente queremos ser, el miedo apaga nuestros deseo ,nuestros objetivos se
tornan inalcanzables; difícilmente lleguemos a reconocer hasta que punto
dedicamos la vida a manejar el miedo y sus efectos.
Los miedos siempre tienen algo que decirnos, nos hablan de
nuestros anhelos más profundos, quizás el miedo sea el medio para llegar a
nuestro objetivo y rediseñarnos como personas.
MIEDO A QUE?
Miedo a fracasar, miedo a las
perdidas, miedo a equivocarnos, miedo a las alturas , miedo a volar, miedo a la
inseguridad, miedo a no ser queridos ,miedo a emprender algo nuevo, miedo a
obtener un resultado diferente a lo imaginado, miedo a formar una pareja, miedo
al futuro, miedo a la vida, miedo a la muerte, miedo al éxito….
La lista podría ser interminable;
cada cual podría escribir la propia, coloreándola y justificándola con su
propio estilo, con el peligro inherente
de transformarnos en fugitivos de la vida.
El miedo define fronteras de lo que
es posible; no siempre somos los culpables de caer en esta emoción, pero somos
los únicos responsables en atravesarlo o
quedarnos paralizados y llevarlos a otros dominios de nuestra vida.
Hagamos memoria y preguntémonos:
cuantas veces durante nuestra existencia hemos sentido miedo y hemos dejado de
hacer cosas que podrían ser importantes o trascendentes? Qué precio hemos
pagado por ello? Como nos sentimos al comprobar que quedamos parados en la
inacción? .Pero gracias a la naturaleza dual de las cosas, muy probablemente
también recordemos otras situaciones , aquellas que atravesamos a pesar de
nuestros miedos. ¿Cómo nos sentimos frente a estas otras experiencias? ¿Qué
créditos nos dejaron?¿ qué otras emociones aparecieron?¿cuál fue el impacto que
tuvieron en nuestro crecimiento y en nuestra transformación personal?
Los invito a revisar esas emociones,
esto nos pasa por sentir miedo, miedo al cambio, y la pregunta es ¿qué es lo peor que nos podría pasar? Por lo
menos habremos aprendido algo en el proceso y quizás se abran otras puertas
inesperadas en nuestro camino de vida.
Algunas veces se gana, y aprendemos
como hacerlo, creamos un habito, una costumbre, la cual nos sirve como hoja de
ruta para saber cómo llegar a nuestro objetivo, a nuestra visión y cuando no ganamos,
nos llevamos mucho aprendizaje, ya que el fracaso es el principio del
aprendizaje, nos enseña a corporalizar mas herramientas y volver a empezar
conociendo el camino a recorrer; para meditar sobre ello y aprender el arte de
navegar por la vida.
Donde está el miedo?
Un equipo de científicos han
descubierto al investigar la actividad cerebral, que el grupo pre mamilar
dorsal del hipotálamo es el encargado de los temores.
Redacción internacional: El miedo a un ataque
físico nace en una pequeña área del hipotálamo, una región primitiva del
cerebro, según una investigación publicada en la revista proceeding of the national academy sciences.
Científicos de las universidades de
sao Paulo (Brasil) y de southern california (EEUU), dirigidos por Larry Swanson
y financiados por el gobierno de Brasil, han descubierto que el núcleo pre mamilar dorsal del
hipotálamo es el encargado de los temores.
Para llegar a esta conclusión,
estudiaron la actividad cerebral de ratas y ratones de laboratorio expuestos a
gatos y roedores rivales que defendían su territorio. En ambos casos se
activaron las neuronas del núcleo pre mamilar dorsal del hipotálamo.
Cuando los científicos dañaron esta
zona, los animales se comportaron de una forma radicalmente opuesta: no se
asustaron ante la presencia del depredador e invadieron el territorio de otros
roedores.
En lugar de adoptar una actitud
pasiva, el intruso se mantuvo en una posición vertical y lucho con el individuo
dominante, una acción que repetía incluso cuando había perdido el combate.
Es increíble que estas lesiones
desactiven las respuestas innatas del miedo, explica Swanson.
El mismo circuito básico se encuentra
en primates y personas. Hasta ahora, se pensaba que las respuestas
fundamentales del miedo dependían de la amígdala; sin embargo, la mayoría de
estudios de la amígdala se han centrado en un tipo distinto del miedo, que es más
bien prudencia o adversion al riesgo. En esas investigaciones, los animales
recibían descargas eléctricas en los pies, y cuando volvían al lugar donde
habían sufrido ese estimulo se ponía en marcha un mecanismo de precaución y
aumentaba la actividad en la amígdala.
EL MIEDO Y EL CUERPO
Cuando tenemos miedo, nuestro
organismo segrega adrenalina a nuestra sangre para prepararnos a reaccionar
ante una situación peligrosa, sobrealimentando a nuestro cerebro y a nuestros músculos.
Hay personas que les gusta la
sensación que produce esa descarga de adrenalina en la sangre y practican
deportes de alto riesgo, otros van al parque de diversiones para sentir esa
adrenalina que les produce al tirarse de
x altura o subir a juegos extraordinarios, por ej; la montaña rusa.
Lo peligroso, según la clase de
observadores que somos, es cuando nuestra mente fabrica miedos irreales,
infundados; esos miedos que nada tienen que ver con nuestro mundo.
En este caso, en vez de ser una
protección, es un muro que nos impide realizar cosas; puede estar basado en
situaciones anteriores traumáticas o incomodas.
Este tipo de miedo nos puede llevar a
generar estrés y a reaccionar exageradamente ante situaciones cotidianas de la
vida.
El miedo, en un grado u otro los
sentimos todos, el cual nos ayuda a sobrevivir como especie.
Existe el miedo equilibrante, que nos
invita a ser prudentes, el cual nos impide decir al jefe lo que pensamos de él,
o nos hace realizar las rutinas del día a día, en lugar de hacer otras cosas
que nos acepten mas.
El miedo toxico, es ese miedo que
permanece con nosotros durante un largo periodo de tiempo, que puede llegar a
dañar nuestra salud.
Generalmente, el corazón se acelera
para mandar más sangre a nuestro organismo, las pupilas suelen dilatarse, a
algunos les transpiran las manos.
Se genera adrenalina, noradrenalina y
corticoides. Los corticoides impiden la interconexión de nuestras neuronas; la
noradrenalina nos acelera el ritmo de las contracciones, la cual controla
nuestros niveles de atención.
EL MIEDO DESDE LA PSICOLOGÍA
Existen muchos tipos de miedo, entre los
más habituales, podemos encontrar el miedo a tomar decisiones, miedo a tener
responsabilidades, miedo a equivocarnos, miedo a que nos juzguen, miedo a que
se nos ponga en evidencia, miedo a la soledad, etc.
El miedo patológico se basa en una
baja autoestima o en algún hecho traumático del pasado.
La ansiedad y la angustia, son claras
muestras del miedo injustificado, o sea, el miedo lo posee el paciente, pero la
causa que lo genera no está en el presente, habrá que buscarla en el pasado y
en la parte subconsciente o inconsciente del paciente.
Tengamos en cuenta que el abordaje
del miedo desde otra disciplina como es la psicología se trabaja dese el inconsciente
y el subconsciente.
El miedo lo experimentamos todos, de
hecho es una emoción con la cual nos pueden manipular.
Como hay personas manipulables,
también existen los manipuladores que manipulan a otras personas para lograr
sus objetivos; por ejemplo, en la política, la religión, las escuelas, el
terrorismo, etc., todo ello genera graves consecuencias para el afectado.
MIEDO Y RELIGIÓN
El
miedo a la enfermedad, el miedo a la pobreza, a la guerra y a la muerte están
presentes en la iconografía apocalíptica tradicional. La biblia cristiana hace mención
al miedo en su primer libro.
En concreto, el miedo se convierte en atributo
humano por causa del pecado original:
Y llamo Jehová Dios al hombre y le dijo… Donde estas tu?
Y El le respondió: Oí tu voz en el huerto y tuve miedo porque estaba desnudo y
escondime. (Génesis 3.9).
Las
religiones monoteístas evidencian un tipo de miedo religioso, el temor de Dios
y cada una, desde el judaísmo hasta el islam han desarrollado su particular teología
al respecto.
Es
de destacar que ciertas religiones recurren a adoctrinar en el periodo de
aprendizaje infantil con amenazas de sufrimiento infinito y eterno si no se
cree en sus postulados y si no se cumplen sus normas. Otras religiones, como el
budismo, se fundamentan directamente en la necesidad de evitar el dolor, por lo tanto, de manera indirecta, tienen una
especial relación con el miedo.
MIEDO EN EL DESARROLLO PERSONAL
1 MIEDO A SER UNO MISMO
¿Que ocurre con nosotros?
¿Porque a algunos de nosotros nos cuesta tanto sufrimiento y trabajo ser lo que
somos?
En varias ocasiones, nos
ponemos trabas y nos faltamos el respeto a nosotros mismos, considerando a que
no somos validos. A veces, decidimos no hablar y mantener la boca callada
porque tenemos miedo a que la gente no comparta lo que decimos, de que nos vean
como una persona poco inteligente, o simplemente no agradar a la gente que se
encuentra a nuestro interior.
Pero nosotros somos
compuestos de luces y sombras; hay parte de nosotros de las que nos sentimos
orgullosos, y las cuales nos encanta sacar a la luz para poder presumir de
ellas y que la gente se dé cuenta lo maravilloso que somos. ¿Que ocurre con las
otras partes?, esas de las cuales no presumimos tanto, ¿por qué nos empeñamos a
esconderlas? Resulta que nuestras sombras; esas sombras que tanto nos molestan y
consideramos desagradables, esas zonas nuestras, que se pueden transformar en
un diamante si nos permitimos sacarlas a la luz para trabajar con ellas.
El arriesgarnos nos da
miedo, pero sin correr ese riesgo, no podremos liberarnos de la dependencia emocional.
Cada riesgo que tomamos y cada dolor que curamos, cada dragón interno que
domamos, despeja el camino hacia la libertad de ser uno mismo.
Por lo tanto, se trata de
ponernos de pie, sacar todo nuestro valor y coraje y subir todas nuestras
partes a la superficie; tanto la que nos gustan, como las que nos gustan menos.
Las que menos nos agradan se irán modificando y limando con el tiempo; el
transcurso de las situaciones y del día a día, hará que cada cosa se coloque en
su lugar; y una vez que hemos sacado a la luz estas sombras, decidiremos
deshacernos de ellas.
Deberíamos reconocer esas
zonas oscuras de nosotros mismos, para darle la oportunidad de expresarse y de
ver que escondemos tras ella. Es de agradecer cuando nos encontramos con una
persona autentica, la cual no tiene miedo de expresarse en cómo es; por lo
tanto, atrevámonos a ser auténticos, lo que tengamos que ir cambiando a lo
largo del camino lo haremos paso a paso y sin preocuparnos de los pasos que nos
queden por recorrer, con la plena conciencia del aquí y ahora.
Sintiendo cada
emoción tal como viene, precisamente en el justo momento que le corresponde,
que es ni más ni menos en el momento que aparecen haciendo acto de presencia y
queriéndonos dejar sentir y hacer.
MIEDO A LA LIBERTAD
¿Nos podría dar miedo ser
libres? ¿Nos cuesta esfuerzo dejarnos llevar por nosotros mismos?
Es curioso estar
demandando el hecho de ser libres, a algunos nos encanta hablar de la palabra
libertad, y decir que el ser humano es un ser libre; pero ¿qué ocurre con la
libertad?
Parece que esa libertad
que tanto anhelamos y deseamos es la misma libertad que nos causa temor y nos
cuesta asumir. Nos supone un gran reto, el decidirnos a tomar esa libertad por
la mano y adentrarnos en ella. ¿Qué pasaría si lo hacemos? ¿Qué nos pasaría al
ser libres?, nos tocaría asumir a llevar el timón de nuestra vida, y lanzarnos
a ella siendo valientes y con los inconvenientes que hubieran que saltear y
afrontar, deberíamos saber que lo inevitable a veces sucede, por lo tanto, es
preciso tener disciplina y paciencia para superarlo.
LECTURA PARA REFLEXIONAR
… En una tierra en guerra,
había un rey que causaba espanto. Cuando hacia prisioneros, no los mataba, los
llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa
puerta de hierro del otro, sobre el cual, se veían figuras grabadas de
calaveras cubiertas con sangre. En esta sala, el rey los hacía formar en
círculos y les decía entonces…” ustedes pueden elegir entre morir atravesados
por las flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa”.
…Todos eligieron ser
muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado que por mucho
tiempo sirvió al rey, se dirigió al soberano y le dijo…
-Señor, puedo hacerle una
pregunta?
-Dime soldado, le respondió
el rey.
-¿Que hay detrás de esa
horrorosa puerta?
- Ve i mira, le respondió
el rey.
…El soldado entonces,
abrió temerosamente la puerta, y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron
y aclararon el ambiente…finalmente descubrió, sorprendido, que la puerta se
abrió sobre un camino que conducía a la libertad.
El soldado admirado, solo
miro a su rey que le decía…
-Yo daba a ellos la
elección, pero preferían morir antes que arriesgarse a abrir la puerta…
¿Cuantas puertas dejamos
de abrir por el miedo a arriesgarnos?
¿Cuántas veces perdemos la
libertad y morimos por dentro?
Simplemente por sentir miedo
a atravesar la puerta de nuestros sueños.
Miedo a la responsabilidad
¿Nos cuesta responsabilizarnos
de nuestros actos? ¿Y de nuestra vida?
Parece que aceptar la
responsabilidad de nuestra vida, es un tema que nos cuesta esfuerzo, y nos
queda grande. Pero resulta, que cuando nos damos cuenta que somos responsables (no
culpables), pero si responsables de nuestra vida y de nuestra felicidad,
comenzamos a construir esa fuerza interna que necesitamos para hacer las
elecciones y las acciones de nuestra vida
y caminar con seguridad por el sendero.
Responsabilidad significa
por lo tanto, saber responder de muchas formas ante la vida; significa hacernos
cargo de nuestra propia vida y de nuestras decisiones ¿tenemos miedo de
hacernos cargo de nuestras decisiones? Creo que de lo que tenemos miedo es de
equivocarnos, de errar, de la emoción de culpa que nos queda, tenemos miedo de
fallar a los demás, y de fallarnos a nosotros mismos.
Ser adulto significa
dárnoslo desde el interior, enfocarnos hacia adentro y dejar de buscar que
nuestros problemas y nuestras carencias se resuelvan desde afuera.
Ser adulto nos podría dar
miedo, porque creemos que nos van a dejar de cuidar y de darnos atenciones. ¿Y
si probamos a proporcionarnos nosotros mismos esas necesidades que tenemos?
Podríamos tomar la
responsabilidad como un Don, como un regalo que se le da al adulto, es la
alegría de vivir sin la emoción de culpas, es la alegría de tomar cada error
como forma de aprendizaje.
Entiendo que el camino
puede ser complicado, a veces me da la sensación de que en este proceso ando
dos pasos y retrocedo uno. No se trata de aquí tirar la toalla, podríamos
hacernos conscientes en ese momento de que tras el esfuerzo y aun con el
retroceso, estamos más avanzados en el sendero del descubrimiento que cuando
empezamos. Y, ahí es donde reside la victoria, en esos pasos avanzados, no en
los que nos llevaron hacia atrás, que como todo en esta vida, tiene su función.
Un paso hacia atrás significa tomar otra perspectiva, revisar lo andado, desde
otro punto de vista.
Se podría decir entonces,
que andamos con conciencia, ese paso que volvemos a caminar, es un paso donde
la conciencia se expresa, pues, vemos donde estuvo el fallo y cómo podemos
solucionarlo.
MIEDO AL ABANDONO
¿Que es lo que nos lleva a
sufrir cuando sentimos que una persona se aleja de nuestra vida? ¿ De qué
tenemos miedo?.
Muchos hemos sentido y
conectado alguna vez con ese gran dolor y desgarro que se produce en nuestro
interior, cuando sentimos que un ser amado se aleja de nuestra vida. En muchas
ocasiones, no es necesario que se aleje de veras para sentir ese dolor, si no
que con el simple hecho de imaginarlo, notamos que algo se está desgarrando en
nuestro interior.
¿Que ocurre en estas
situaciones? ¿Por qué sentimos ese miedo y ese dolor? Parece ser que pensamos ,
que si esa persona nos abandona, nos deja;
se va a ir con ella la gran cantidad de afecto, de atención y de amor
que nos daba; sentimos que no vamos a poder vivir si su amor, que nuestras
necesidades ya no se van a ver cubiertas.
Nos sentimos solos,
desamparados, con carencia total de amor. No somos capaces de mirar más allá en
ese momento, y no sabemos de dónde vamos a poder sacar ahora en adelante esa
fuente de amor.
¿ y si en vez de buscar
esa fuente de amor limitado, buscamos un amor ilimitado e incondicional?
Parece
maravilloso, verdad? De hecho, de este modo podríamos acabar con gran parte de
nuestros miedos. ¿Y si en vez de enfocar ese amor hacia el exterior y esperar
que vengan de afuera hacia adentro, lo enfocamos desde el interior hacia el
interior? Podríamos conectar con ese manantial de amor incondicional que cada
uno tiene en su interior para atravesar el temor al abandono.
CONECTEMOS CON NUESTRO INTERIOR.
En este ejercicio nos
vamos a permitir algo que pocas veces nos damos el permiso de hacer ¿de qué se
trata? Se trata de sentir.
Dejemos de pensar,
callemos las conversaciones, respiremos profundo, es solo una conversación. Se
trata de sentir.
Nos vamos a concentrar en
nosotros mismos y vamos a dar permiso a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a
nuestras emociones, para que se expresen con toda y absoluta libertad.
Paso 1:
A esta técnica, se la
conoce como la técnica de las 40 respiraciones; nos va a ayudar a concentrarnos
con nuestro centro y con nuestro cuerpo, a que podamos relajarnos y des
estresarnos, para permitirnos sentir en toda su expresión, todas sus
sensaciones, sentimientos y recuerdos que lleguen a nosotros.
Nos acostamos en un lugar
cómodamente, puede ser la cama o el sofá, si no te es posible, realízalo en una
silla en la que estés cómodo y con la espalda pegada en el respaldo.
Para realizar este
ejercicio, vamos a proceder a contar 40 respiraciones.
La secuencia es la
siguiente: cogemos el aire por la nariz, de forma lenta y gradual, notamos como
al inspirar hinchamos el abdomen, realizando así una respiración diafragmática,
y sin retener el aire, procedemos a soltarlo, también expirando por la nariz
mientras mentalmente decimos… unoooooooo.
Con cada respiración que
hagamos, iremos notando como se relentizan las respiraciones, siendo cada una
de ellas más largas y graduales.
Mientras vas realizando
las respiraciones, puede ser que lleguen a tu mente recuerdos, pensamientos,
imágenes; no te preocupes, Tu dales cabida, pero sin desconectarte de tus
respiraciones, iras notando como tu cuerpo se relaja y se destensa, como tu
abdomen se hincha cada vez un poco más.
Notas como entra ese aire
que te purifica, llenándote de vitalidad y sacas al exterior todo el aire
viciado de las tensiones que habías acumulado a lo largo del día. Cuando
llegues a las 40 respiraciones, quédate tranquilo, sereno, sin moverte del
lugar donde te encuentras. Tan solo dedícate a sentir.
Paso 2:
Sintamos nuestro interior.
Durante nuestra vida, aprendemos
a utilizar la tensión como escudo para protegernos. Por lo tanto, ahora que
hemos conseguido bajar nuestro escudo protector, podemos colarnos por esa
ranura y tratar de investigar que se encuentra dentro de él.
En esta práctica tan solo
nos vamos a dedicar a sentir, a observar que tipo de emociones y de
sentimientos llegan a nosotros y en qué zona de nuestro cuerpo se manifiestan. Quizás
sintamos que hay lugares de nuestro cuerpo que no se expanden y no se
destensan. En esas ocasiones, con suavidad dirige la inspiración hacia esos
lugares para sentir de forma más intensa que se esconde detrás de ellos.
Por lo tanto, ahora que ya
estamos relajados y tranquilos ha llegado el momento que conectemos con nuestro
miedo o nuestros miedos.
Podemos tratar de conectar
con un miedo que tenemos detectado y reconocerlo, o simplemente dejar que
afloren nuestros miedos sin ningún tipo de guía preestablecida.
Piensa en esos miedos,
siente esos miedos, esos miedos que te causan malestar e insatisfacción y
conecta con ellos. Realiza las siguientes preguntas poderosas:
a-
¿que sientes? No tengas
miedo, ahora estas aquí, por lo tanto, permítete sentir.
b-
¿qué emociones te provoca?
c-
¿qué sentimientos llegan
hacia ti?
d-
¿se expande de la misma
forma en todas las zonas de tu cuerpo?
e-
¿hay lugares de tu cuerpo
que sientas esas emociones con mayor intensidad?
f-
Tan solo permítete sentir.
g-
¿Qué ocurre en tu cuerpo?
h-
¿qué quiere ser dicho,
oído o hecho?
Quédate tranquilamente
conectado con esas emociones y sentimientos que llegan a ti, que hoy decides
expresar en ti, porque tú le has otorgado la libertad para que hablen, para
dejarse ser, porque hoy tú has decidido escucharlos. Tomate el tiempo que
necesites conectando con tu cuerpo.
Paso 3:
Redacta esas emociones y
sentimientos.
Tras haberte permitido
entrar en tus sentimientos y emociones con libertad, tras haber dejado hablar a
tu cuerpo y a tu corazón, ahora toca que recopiles la información que te ha llegado a ti, como
ha sido su transcurso y su intensidad, si se expresaban de igual manera en
todas las zonas de tu cuerpo.
Habla también en tu
cuaderno de los sentimientos que has ido teniendo a lo largo de la conexión. ¿Qué
te provocaba esos sentimientos? ¿Cómo te hacían sentir? ¿Te conectaban con
recuerdos o hechos pasados? ¿Llegaba a tu mente alguna imagen?
Escríbelo todo, con
absoluto detalle, para poder recordar y conectar con ello, cuando necesites
indagar un poco más.
EL MIEDO Y EL AMOR
El miedo es la otra cara
del amor, si verdaderamente amas, el miedo desaparece.
En un profundo momento de
amor, la existencia se convierte en un hogar, no eres un extraño, eres
aceptado; incluso, aunque solamente seas aceptado por un solo ser humano, algo
en tu interior se abre, como una flor abriéndose en tu ser mas interno.
Si en tu vida no hay amor,
quizás tengas miedo; entonces el miedo aparece por todas partes y toda la
existencia parece ser ajena a ti. Si en tu interior se produce un florecimiento
tan tremendo al amar a un solo ser humano; ¿que sentir cuando sientes que EL
TODO te ama? Y si en tu vida no existe el amor, aparecen los miedos; de modo
que el miedo puede ser la ausencia del
amor, y si el miedo es un problema para ti, indica que lo podes estar mirando
de un lado equivocado. El amor debería ser el problema, no el miedo.
Si el miedo es el
problema, podrías ser más amoroso, podrías estar más abierto al amor.
Tomemos un ejemplo: Si tú
casa está a oscuras y yo hablo de la luz y tú me dices…. Tú hablas de la luz, sería
mejor si hablas de la oscuridad, porque la oscuridad seria el problema; si la casa está llena de oscuridad, la luz es
nuestro problema; si la oscuridad es tu problema,
no hay nada que puedas hacer directamente con la oscuridad. No puedes
expulsarla, no puedes hacerla desaparecer. La oscuridad es una ausencia. Si puedes
hacer algo, haz de hacerlo con la luz, no con la oscuridad. Presta más atención
a la luz, a como descubrir la luz, a cómo crear la luz, entonces de repente, la
oscuridad desaparecerá.
Recuerda: El amor es un
problema, nunca el miedo; recuerda siempre que no puedes hacer de una ausencia
el problema, porque con ella no puedes hacer nada; solo de una presencia puedes
hacer el problema, porque entonces puedes hacer algo por ella y el problema
puede ser el resultado.
Si el miedo es tu
problema, entonces medita sobre tu personalidad, obsérvala. Debes haber cerrado
tus puertas al amor, eso es todo.
Abre esas puertas; es
mejor equivocarse que no moverse, da la espalda al miedo y avanza hacia el
amor.
EL MIEDO Y EL
FUTURO
Hablando con un grupo de amigos y buscando juicios sobre el miedo y a que le temen, la mayoría me dijo
que le tiene miedo al futuro.
El futuro es presente, desde un punto de vista netamente humano.
El futuro se crea a partir de una actitud que siembro en este instante y
ahora, actitud que engendra un pensamiento, pensamiento que genera una emoción,
emoción que genera una acción observable, acción observable que repetida forja
un habito, habito que construye un carácter, carácter que condiciona un
destino…
Es decir, miedo al futuro? Si el futuro lo construimos nosotros; el
futuro nace de la actitud que yo tomo aquí y ahora; postulando esta reflexión,
el miedo ya no tiene lugar en el futuro.
No estamos aquí por casualidad, esta iniciativa es el resultado de
actitudes, pensamientos, emociones, hábitos, y aquí estamos. Por lo tanto, si
queremos un futuro sin miedos, creemos la mejor actitud en el presente.
Podríamos perderle el miedo al miedo y atravesar los obstáculos… ¿Cómo?
Siembra una actitud y recoge un pensamiento, siembra un pensamiento y recoge
una emoción, siembra una emoción y recoge una acción, siembra una acción y
forja un habito, forja un habito y recoge un carácter, forja un carácter y
recoge un destino; el destino y el futuro es la actitud en este instante.
Cuando hay un cambio transformador y consentido, el miedo, la pereza y
la inercia desaparecen, y dan lugar a la voluntad, al coraje, a la iniciativa,
al propósito y al entusiasmo; porque sabemos que hay algo que nos trasciende.
Les dejo una invitación; empecemos a pensar en él para que y verán ustedes como el proceso del pensamiento convoca al
corazón y los lleva a conclusiones distintas; muy distintas a las que si
empezamos con el que.
Veamos los obstáculos como retos, atravesemos el miedo, con
autoconfianza, con amor incondicional. Si amamos lo que hacemos y respetamos la
dignidad de la gente que nos rodea, en el sentido de cuidar, de convocar lo
mejor del otro, tratar al otro como puede llegar a ser, atravesaríamos los
miedos; sentir miedo es por falta de amor; amar es aceptar al otro como
legitimo otro y aceptarnos nosotros mismos; si amamos a la vida y a nosotros mismos,
tal vez, el miedo desaparezca.
El miedo que se acepta se convierte en libertad, el miedo que se niega,
que se rechaza, que se condena; se convierte en culpabilidad.
Otra de las formas de atravesar los miedos podría ser aceptándolo;
entonces, la energía que se desprende, se convierte en libertad.
7 CONSEJOS PARA ATRAVESAR LOS MIEDOS
Quizás en más de una
ocasión te has quedado clavado sin saber qué hacer, sin poder pensar, sin
reaccionar… y luego has maldecido no mover un musculo, lamentando que tus
sueños se escapen; y es que al final, lo
único que te separa de tus logros , eres tú mismo.
Somos especialistas en
crear excusas, en auto convencernos de que no importa, en retrasar soluciones
un día mas; ya lo hare mañana… y el
mañana nunca llega.
Somos especialistas en
fracasar, en justificar nuestros fracasos quitándole importancia en lugar de
atravesar nuestros miedos.
Al final, nosotros mismos
justificamos nuestra actitud, nuestros fracasos. Buscamos el camino que menos
duele: la comodidad. Hablamos con los demás y esperamos que nos digan que
tenemos razón.
Y el tiempo pasa;
Y tu vida se escapa;
Y tus sueños nunca llegan.
Hasta cuándo???
1) Decidir: Debes tomar una decisión, aunque no sea la mejor. Si quieres
resolver algo, conseguir algo, debes declarar que quieres eso y que vas a hacer
todo lo que necesites para conseguirlo. Exactamente, ¿Qué quieres conseguir?
¿para qué? ¿Qué vas a ganar cuando lo tengas? Todo esto debe estar claro en tu
mente .Esta es tu decisión y es totalmente inamovible.
2) Es posible tener miedo: Si, es así; el miedo es una reacción biológica, ante algo que
puede hacernos daño. Puede ser un daño físico o un daño psicológico. Todos
tenemos miedo.
3) Carta de compromisos: Para poder atravesar los miedos , podríamos utilizar una
carta de compromisos; puede ser tan simple como ir a una tienda o tan
complicada como emigrar a otro país en busca de trabajo, pero necesitas un
plan, uno detallado, estructurado, con todas las acciones bien pensadas, que te
permita seguirlos y que te guíen en tu camino. Y una vez que tengas tu carta de
compromisos, por supuesto, tendrás un paso que dar .Podríamos crear una carta
de compromisos poniendo cual es nuestro objetivo, para que lo buscamos, en que
dominio, que estamos dispuestos a atravesar para lograrlo, que acciones poner
en marcha, con qué frecuencia, los recursos humanos que tenemos, los recursos
financieros, la fecha de inicio y la fecha de finalización.
4) Actúa: Da tu primer paso, no pienses, Hazlo. Si, tienes miedo, puede
salir mal, puedes fracasar, es una posibilidad. Tú hazlo, y luego, si no
funciona, ya veremos qué pasa…porque ahora ya sabes por dónde no es y podes
diseñar nuevas maneras de actuar…
5) Fracasa y vencerás: Nos enseñaron de pequeños que fracasar es el fin de nuestros
planes, pero en verdad… El fracaso es el
principio del aprendizaje. Es el principio del camino hacia tu superación,
hacia tu destino. Cada vez que fracasas estas adquiriendo nuevos conocimientos,
nuevas experiencias, y eso te servirá en el futuro para enfocar objetivos de
otra forma. Fracasar es vivir.
6) Si ellos pueden, tú
también: ¿Te has parado a pensar
alguna vez que los demás pueden tener los mismos miedos e inseguridades que ti?
Es posible no saber hacer muchas cosas, no saber salir de muchas situaciones,
no sentirse capaz muchas veces. Hay que saber asumir limitaciones, tus
defectos, tus miedos, hay que saber cómo comunicarlos a los demás para que
puedan aconsejarnos. Aprovecha la
experiencia de los demás a tu favor, de sus aciertos, de sus grandes
éxitos.
7) Toma las riendas de tu
vida: Recuerda que el único responsable de
tus decisiones, y por lo tanto de tu vida, eres tú. Ni la tele, ni la sociedad,
ni tus padres, ni tus amigos, ni lo injusto que es el mundo. Debes tomar tus
decisiones y hacer lo mejor de ti, aunque te equivoques. Da el primer paso ya,
no esperes.
EL
MIEDO, UN MENSAJERO ALIADO
Para no quedarnos inmovilizados y vivir la vida que
merecemos vivir, la única alternativa válida es atravesar la puerta que nos
permita salir a jugar el juego que deseemos jugar.
Tomando conciencia del
miedo, reconociéndolo, aceptándolo y abrazándolo, como un mensajero aliado que
nos trae una carta esperada y observando las explicaciones que le estamos dando
a esa emoción, podremos continuar con el siguiente paso; afrontar las
circunstancias, canalizar ese miedo en acciones concretas que nos llevan por el
camino acertado, al lugar elegido, aun corriendo riesgos.
El mejor desafío, atravesar los miedos para
transformarlos en experiencias positivas de vida. En definitiva… ATREVERNOS A SER… así, con mayúsculas.
CONCLUSIÓN
El miedo:
Muchas veces tenemos miedo; miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer, miedo de
lo que podríamos pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se
apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no, cuando queremos decir que sí; decimos
que si, cuando queremos decir que no; nos callamos cuando queremos gritar, y
gritamos con todo cuando deberíamos cerrar la boca. ¿Por qué? Después de todo,
solo vivimos una vez, no hay tiempo de tener miedo.
Entonces basta!!! Haz algo… Atrévete!
Olvídate que te están mirando, intenta la jugada
imposible, corre el riesgo, no te preocupes por ser aceptado, no te conformes
con ser uno más, nadie te ata, nadie te obliga.
Se tu mismo, no tienes nada que perder, y todo, todo,
todo, por ganar; muchas veces creemos en el destino; rezamos, esperamos que las
cosas pasen y nos olvidamos de lo más importante.¡¡ Creer en nosotros mismos!!
Nos resignamos en vez de arriesgarnos, sin pensar que
cada día que pasa no volverá. De esa fuerza que nos sale desde adentro; de
decir…SI PUEDO, a cada desafío.
Tenemos el poder, cuando estamos decididos; cuando
estamos convencidos; cuando de verdad queremos algo, no hay obstáculo capaz de
imponerse; si queremos podemos llegar bien alto, hacer lo que sea, solo debemos
declararlo.
Si sueñas con los aplausos, si sueñas con ganar
campeonatos; DESPIERTATE!!
Dentro de ti hay 206 huesos, mas de 70 músculos
esperando; solo falta tu decisión, tus ganas de jugar como nunca; enfréntate a
tu destino, atraviesa tus miedos, no seas solo un espectador, pide la pelota y
créete su dueño, exígete mas y mas, vive sin domingos, corre cada día un poco más
lejos, salta cada día un poco más alto, conviértete en tu propio ídolo, súmate
a dar vuelta el marcador.
Cuando no esperes nada de los demás, cuando sientas
que cada tanto depende de ti; se fortalecerá tu espíritu, y poco a poco, las
voces se convertirán en ovación, tus respiros se llenaran de logros , y tu
vida, un sentido.
Están los que usan siempre la misma ropa, están los
que llevan amuletos, los que hacen promesas, los que imploran mirando al cielo,
los que creen en supersticiones…
Y esta los que siguen corriendo cuando les tiemblan
las piernas, los que siguen jugando cuando se les acaba el aire, los que siguen
luchando cuando todo parece perdido, como si cada vez fuera la última,
convencidos que la vida misma es un desafío.
Sufren pero no se quejan; porque saben que el dolor
pasa, el sudor se seca, el cansancio termina; pero hay algo que nunca
desaparecerá… la satisfacción de haberlo
logrado.
En sus cuerpos corre la misma sangre, lo que los hace
diferentes son sus espíritus, sus acciones, la determinación de llegar a la
cima; una cima que no se llega superando a los demás, sino, superándose a uno
mismo.
Solo lo lograremos…ATRAVESANDO LOS MIEDOS.
Somos lenguaje, somos acción…
Manuel Velardez
Eternamente agradecido al Señor Pablo Nicolás
Cinquemani, por su colaboración y al Señor Adrian D Ángelo por la aprobación de esta tesis.
BIBLIOGRAFIA
Páginas webs.
http:es.wikipedia.org/wiki/miedo
Libros
Ontología del
lenguaje (Rafael Echeverría)
Emociones y lenguaje (Humberto
Maturana)
La buena vida (Alex Rovira)